jueves, 22 de abril de 2010

Etica Profesional

PERSPECTIVAS ÉTICAS EN TRABAJO SOCIAL
Grupo 65 – Diplomado UMSA

1. Lo que revela una investigación en torno al tema de la Ética en Trabajo Social

Como producto de una investigación en red en la que participaron profesionales de Trabajo Social europeos (diferentes ciudades de España) y de Latinoamérica (Chile), como elemento común se resalta la tensión entre exigencias de la institución (propósitos, metas, criterios, procedimientos) y los derechos y necesidades de los usuarios; que sin embargo, se presentan como dilemas y problemas diferentes: en el caso español porque éstos devienen mayormente de situaciones individuales, en cambio en el caso de Chile porque se trata de situaciones de colectivos, vinculadas a las políticas públicas, donde las tensiones se operan por el tipo de respuestas que se presentan a los ciudadanos.

Lo anterior, aparece asociado al contenido de lo social en países donde el Estado de Bienestar ha significado principalmente desarrollo administrativo de la profesión, en tanto para Chile cobra relevancia el hecho de que la dimensión social estaría en proceso de construcción.

2. La visión de las/os colegas chilenos

Por tratarse de una situación más cercana al caso boliviano, es interesante descubrir en el discurso de los profesionales chilenos, los siguientes aspectos:

Principios: Justicia social, ser actores influyentes de las políticas sociales, conciencia social, visión integral de los problemas, respeto a la autonomía y dignidad de las personas.

Como Valores, se mencionan: Participación social, trabajo en red y equipos, conocer y comprender la realidad (investigación), solidaridad, respeto a si mismo y a los otros profesionales.

Los problemas éticos a los que se hace referencia tienen que ver: la dificultad para participar en el diseño de las políticas sociales, instrumentos de trabajo que no recogen adecuadamente las necesidades de la gente, no considerar sus potencialidades porque las políticas no contemplan su cultura e historia, criterios clientelistas antes que técnicos para la entrega de bienes y servicios. Todo esto en el marco del modelo económico vigente que privilegia crecimiento económico sobre el desarrollo humano y social.


3. Una aproximación al caso boliviano

Resultaría interesante efectuar en nuestro país, una investigación similar, tanto porque en Bolivia nunca llegó a instaurarse el Estado de Bienestar (caso Europeo) como porque nos encontramos a una distancia enorme de lo que significa la industrialización y el desarrollo de los servicios sociales en el país vecino.

Empero, si se revisa el Código de Ética vigente para los trabajadores sociales bolivianos, muy pocas son las diferencias en cuanto al discurso que revela la investigación chilena respecto a los principios y valores, que asentados tanto en la tradición disciplinaria como vistos actualmente bajo el paradigma del desarrollo humano, incluyen además de actitudes relacionadas con la “vocación profesional” .

Por tanto, el problema –desde nuestro punto de vista- no radica tanto en el “discurso”, sino en su factibilidad contextualizada y en lo que nos interesa más cercanamente, en su enseñanza y práctica.

Al respecto, en primer lugar habrá que tomar en cuenta que en el país:

- No existió el Welfare State, y con esa ausencia tampoco una red de asistencia social, servicios sociales y seguridad social que demandará un contingente significativo de trabajadores sociales, aunque fuera mayormente de carácter instrumental o administrativo.
- Que, el déficit disciplinario en el caso del Trabajo Social boliviano es más que evidente, fundamentalmente por los sesgos de la formación profesional que ante las carencias del punto anterior, apuntó reiteradamente a objetos y propósitos alejados del propio Trabajo Social.
- Actualmente, el Estado boliviano apenas va poniendo en marcha programas de asistencia social, que no parecen tener perspectiva no solo porque en su diseño y ejecución casi están ausentes los colegas, sino porque fundamentalmente hoy lo social tiende a ser realizado por cualquier profesional, y en Bolivia en un medio donde el colectivo de Trabajo Social, como organización y propuesta no tiene mayor significación.

Este panorama, que indudablemente resulta un desafío ético para con nosotros mismos, aún está sin respuesta, pero como la tarea de enseñanza no puede posponerse, se podría señalar que la investigación, como el repaso de nuestra normativa ética, para no convertirse en mera hipocresía o doble moral, tiene que pasar centralmente por el ejemplo de quienes ejercen el papel de docentes, facilitadores o como se los denomine según el modelo adoptado y esto porque un principio elemental en el proceso de enseñanza aprendizaje nos habla de la eficacia del “curriculum oculto” . Más concretamente y con un ejemplo: no hay Código de Ética de Trabajo Social que no coloque como valor la participación real, decisoria y autónoma, pero ¿qué pasa cuando un profesor ejerce manipulación?, que finalmente aprende el estudiante, lo propio acontece con la honestidad, la no discriminación, etc., etc.

De ahí que uno de los dilemas emergentes de la investigación mencionada, el de a qué lado se coloca el profesional: si de la institución o los usuarios, en realidad está planteada, lo que habría que decir es que postulados éticos que no se practican, van a objetivarse en conductas y posicionamientos siempre en favor del Poder (más grande o más pequeño, sea institucional, gremial, etc.) por supuesto, cuando no se es parte de él, que no es opción vedada, sino que simplemente solo está a disposición de una minoría.

Y finalmente, lo anterior tendría también que ver con algo por demás frecuente: la falta de ética entre colegas: lucha por mezquinos espacios de poder (en las instituciones, la universidad, el gremio) y no lucha por el desarrollo de la disciplina y profesión.